El
municipio comparte su historia con la mayoría de los pueblos de la
comarca. Tuvo su protagonismo, como Caratamuz, que es sinónimo de
tranquilidad durante la etapa árabe; después sufrió las consecuencias de
despoblación que conllevó la expulsión de los moriscos y finalmente fue
repoblada a finales del siglo XVI y comienzos del XVII con cristianos
viejos de otras regiones.
Fue Felipe II quien le
concedió el título de villa. La historia de Carataunas ha ido pareja a
la de tantos otros pueblos de la Alpujarra, comarca que, por su
aislamiento geográfico, ha desarrollado desde siempre una cultura propia
y diferenciada, que tuvo su momento de esplendor en el periodo
árabe-andalusí, cuando toda la Alpujarra era un importante emporio
agrícola especializado en la producción de seda.
Paso
a manos de los Reyes Católicos con la Reconquista del Reino de Granada
que estos culminaron en el año 1492. En 1568 se dio la sublevación de
los moriscos, tras años de opresión por parte de los cristianos.
Disensiones internas entre los propios moriscos, que acabaron dando
muerte a Abén Humeya (1569), permitieron que Juan de Austria acabara
pronto con el levantamiento. Los moriscos serían definitivamente
expulsados en 1609. La Alpujarra se fue poblando con campesinos
procedentes de Galicia, León, Asturias y Castilla.
Este
pueblo formó parte del Señorío de Órgiva, donado por la reina Isabel la
Católica al Gran Capitán, Gonzalo Fernández de Córdoba. Este Señorío
estaba formado por Órgiva, Cañar, Soportujar, Carataunas y otros pueblos
desaparecidos como Barja. Según la tradición cada pueblo del Señorío
tenía un oficio y a Carataunas le correspondió la Administración de la
Justicia; de aquí la existencia de unos huertos llamados de la
Inquisición donde estuvieron ubicadas las cárceles.
Desde
la época árabe existieron industrias de seda debido al gran número de
árboles de moral. También industrias vinicultoras, explotación de minas
de hierro ubicadas en el lugar llamado "La Perica", canteras de yeso
extraído y transformado de forma muy primaria. También han existido,
hasta hace poco, molinos de aceite y de harina muy rudimentarios.
Dada
su mucha industria tenía buenos recursos económicos, de ahí la
suntuosidad de su iglesia barroca del siglo XVI. Posteriormente, sufre
las consecuencias de la expulsión se los árabes, quedando a ser un
asentamiento despoblado. Cuando se realiza la repoblación de la
Alpujarra en tiempos de Felipe II a finales del siglo XVI, Carataunas se
repuebla con cristianos viejos traídos de Galicia, Castilla-León y
Portugal, son trece los primeros que vinieron y otros tantos para
repoblar Barjal, hoy día desaparecido por una crecida del Río Chico a
últimos del siglo XVII.
Que ver?
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